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Dieta hospitalaria

Dieta hospitalaria: qué es, tipos y cómo se forman los futuros profesionales

Equipo BCH

La dieta hospitalaria forma parte de la atención sanitaria. Pero, además de cumplir con una función nutricional adaptada a las necesidades clínicas de cada paciente, se utiliza como parte del proceso de recuperación. Sin embargo, para que se puedan alcanzar ambos objetivos, hay que saber cómo se estructura la alimentación.  Hoy no solo veremos este punto, sino también quién la gestiona y la formación que se necesita para trabajar en el área de la nutrición clínica hospitalaria.

¿Qué es una dieta hospitalaria?

Cuando hablamos de dieta hospitalaria, nos referimos a todas las pautas alimentarias que se diseñan para las personas que están ingresadas o que son atendidas en un centro sanitario. Tienen como objetivo cubrir las necesidades nutricionales individuales en función del diagnóstico, el estado clínico y la evolución del tratamiento. Su diferencia principal con la alimentación podemos llevar en el día a día, es que en estos espacios deben cumplir con estándares estrictos de seguridad, higiene y control dietético.

La alimentación hospitalaria debe regirse por criterios científicos actualizados y tener en cuenta las alergias, intolerancias, dificultades de deglución o restricciones específicas por patologías. Aunque no es la realidad que vemos en los hospitales actuales, la calidad nutritiva debería ser la prioridad, con alimentos frescos y limitando los procesados. 

Tipos de dietas hospitalarias más comunes

Los tipos de dietas hospitalarias se clasifican la textura de los alimentos, las necesidades energéticas y las restricciones. Se deben elegir siguiendo protocolos clínicos y se irá adaptando a la evolución del paciente.

Dieta basal

Es la dieta estándar que se sigue cuando el paciente no presenta necesidades especiales. Proporciona la suficiente energía y nutrientes suficientes para mantener un estado de salud bueno. Se siguen técnicas de preparación sencillas y una presentación fácil de digerir. La dieta basal es la base sobre la que luego se realizan las modificaciones terapéuticas pertinentes. 

Dieta blanda y semilíquida

Esta dieta está destinada a personas con dificultades digestivas, en recuperación posquirúrgica o con problemas para masticar. Consta de alimentos que se procesan con facilidad, poco irritantes y con texturas suaves. La versión semilíquida facilita aún más la ingesta, ya que no contiene sólidos y se priorizan los purés, las cremas y los líquidos con cierta densidad.

Dietas especiales: hiposódica, hipoalergénica, enteral

Las dietas especiales se adaptan a necesidades concretas. Por ejemplo, las hiposódicas restringen la sal y se suele usar cuando hay patologías cardiovasculares; las hipoalergénicas eliminan alérgenos, y la dieta enteral se administra por sonda cuando no es posible hacer la ingesta oral. La precisión técnica es importante en todas ellas, pero también el control médico y la coordinación con el servicio de cocina, que es quien garantizará la seguridad en el contenido y en la manipulación.

El rol del dietista hospitalario en el bienestar del paciente

La dietética hospitalaria es un campo muy especializado, y se necesitan profesionales bien formados y experiencia para trabajar en él. 

Funciones clave en hospitales y clínicas

El dietista hospitalario es el perfil que se encarga de evaluar el estado nutricional de cada paciente, diseñar dietas personalizadas y adaptadas a su diagnóstico, supervisar la preparación de los menús, validar los ingredientes que se usan y controlar la evolución del paciente. También identifica los posibles riesgos alimentarios, especialmente en pacientes vulnerables, para que la dieta hospitalaria cumpla con los criterios terapéuticos, higiénicos y de seguridad establecidos.

Coordinación con el equipo médico y la cocina

Para ajustar los menús al tratamiento, el dietista debe trabajar junto al personal médico, enfermería y cocina, así como con otros perfiles con conocimientos complementarios, ya que hay diferencias entre el dietista y el nutricionista. También hay que tener en cuenta la logística alimentaria, para que no haya errores que puedan perjudicar la salud de los pacientes. 

Gastronomía y salud: ¿Cómo se unen en un hospital?

La dieta hospitalaria se asocia con platos aburridos, con poco colorido y carentes de sabor. Sin embargo, si se apuesta por la creatividad y la innovación, pueden ser ricos tanto desde el punto de vista nutricional como del sabor. 

Mejorar la experiencia del paciente con menús sabrosos y equilibrados

Una dieta terapéutica puede seguir técnicas gastronómicas simples, pero apostar por variar los ingredientes y cuidar las presentaciones para mejorar la aceptación del menú. La experiencia de la comida debe ser buena para estimular el apetito y ayudar a los pacientes con desnutrición hospitalaria.

Innovación en menús hospitalarios

En los últimos años, algunos hospitales han apostado pro la innovación en la cocina, a través de perfiles como el técnico superior en dirección de cocina. Hoy en día, contamos con multitud de ingredientes a nuestro alcance con perfiles nutritivos muy ricos, que se pueden incorporar con facilidad en la dieta hospitalaria. No obstante, se necesitan conocimientos específicos para trabajar con ellos. 

Formación profesional: cómo especializarse en nutrición clínica

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